Las últimas precipitaciones no han llegado a ser tan fuertes como las de la DANA de principios de este mes, pero aún así han provocado crecidas como la del río Matarraña. Según los registros de las estaciones de la CHE, su caudal llegó a alcanzar 184,692 m³/seg. este jueves de 6.30 a 6.59 a su paso por Nonaspe, y en Beceite pasaron los 79,175 m³/seg. el miércoles entre las 20.00 y las 20.29. El río Bergantes en la estación de Zorita pasó de los 32,60 m³/seg. el jueves de 03.30 a 03.59.
Aunque AEMET no lanzó avisos meteorológicos en Aragón, las comarcas si fueron advertidas por la Confederación Hidrográfica del Ebro sobre estas posibles crecidas súbitas en cauces y barrancos.
A estas se unieron otras, aunque ordinarias, en ríos como el Guadalope, especialmente notable en el pantano de Calanda. Este se sigue desembalsando al superar el 75% de su capacidad. De hecho, su Ayuntamiento y el de Alcañiz emitieron esta semana nuevos avisos a la población para que no se acerquen a las riberas por posibles desbordamientos, aunque por suerte no ha habido sobresaltos.
Las precipitaciones han llenado otros embalses de la cuenca del Guadalope-Martín. Además de la citada presa de Calanda, la Estanca llega ya al 51,55%; el Puente de Santolea, al 84,87% y Gallipuén ha superado el 80%. En el Bajo Ebro, Pena se sitúa en el 58,26%, Ribarroja al 95,21% y Mequinenza al 81,36%.
Octubre fue el mes más lluvioso desde que hay registros en Aragón, especialmente en Teruel, donde en algunas zonas llegó a llover hasta cinco veces más de lo habitual. Según los datos de Meteo Aragón, en Montalbán la precipitación acumulada fue un 550% superior a la media y en Valderrobres un 400% más.
Además, a raíz de la crecida del río Matarraña, Mazaleón se volvió a quedar este jueves sin suministro de agua potable, una situación que se repite después de las restricciones que sufrió la localidad a principios de noviembre durante 10 días tras el desbordamiento del barranco. Las últimas lluvias volvieron a bloquear los accesos hasta las instalaciones, dificultando la llegada hasta los vasos.
El ayuntamiento tuvo la precaución de cerrar el depósito, pero el agua vuelve a estar turbia, por lo que ya se ha solicitado el suministro de agua por parte de los bomberos de la DPT. Se prevé que la situación perdure hasta más tardar el próximo lunes. Este jueves a las 11.00 se interrumpió el suministro de la red y se restableció a las 16.00, pero únicamente durante cuatro horas. «El depósito está a tres cuartos de su capacidad. No sabemos la causa, pero se está gastando muchísima agua en Mazaleón e intentaremos racionarla todo lo que podamos. Esperamos el lunes a más tardar podamos volver a conectar a la red», indicó la alcaldesa Rosa Orona.
El problema, explica Orona, es que a diferencia de los municipios vecinos la localidad no cuenta con pozo de toma de agua, sino que en este caso es superficial. «Los pueblos de alrededor conectan al mismo rio como nosotros, pero al estar el agua en el pozo, esta sale más filtrada y no sale turbia. En Mazaleón tenemos la toma superficial», incide la primer edil.
Es por eso que la situación es «estructural», y ya se ha trasladado al presidente de la DPT, que aseguró al municipio que va a agilizar los trámites para la construcción de un pozo de toma de agua. «Pedimos muchísima paciencia a los vecinos. Estamos haciendo todo lo posible para no dejar a cero el servicio de agua. Lamentamos muchísimo la situación, pero no tenemos otra opción», incidía Orona. Desde el Instituto Aragonés del Agua también estuvieron analizando la situación el pasado lunes y se va a actuar «próximamente» para intentar solucionar los problemas.
Lledó también tiene su captación del río Algars en superficie y este jueves ya bebió el agua de boca de sus depósitos, con capacidad para 80.000 litros y que se encontraban llenos. La reserva calculan que les sirve para un día y medio por lo que hoy estarán pendientes de lo que les transmitan los técnicos. No solo se emplea para los domicilios, también para las granjas con las que cuenta la localidad. «Vamos a ver qué ocurre. Los vecinos quieren que se mantenga el agua en los grifos aunque no sirva para el consumo humano y tengan que comprar garrafas. Es necesario que no se corte el suministro para nuestro día a día», explicó M.ª Teresa Crivillé, alcaldesa de Lledó.